¿QUE NOS ESTA PASANDO?
No hay palabras ante algunas situaciones, que nos plantea
la vida y por desgracia no se pueden arreglar, es triste pero es así; cuando
algo te causa dolor, o no te aporta nada,
hay que romper apegos, apartarlo y seguir el camino. He perdonado ¡Sí!
pero... también he aprendido en el camino de la vida y, a base de
desengaños, he ido cultivado mis actos, intentando forjarlos, determinando
posturas; como guardar silencio ante no airear problemas o situaciones, que a
nadie le incumben, ni tienen por qué recibir explicaciones, ya que la cuestión
es de quien la sufre.
En las discordias, todas las partes implicadas, defienden su
verdad, todos están en posesión de la razón, eso, no da a ninguno el derecho de
denigrar al adversario.
Por desgracia, sucede lo contrario. Hay quien sí se cree con
ese poder, con tal justificar su benignidad, camuflando un victimismo que solo
detecta el afán de protagonismo, y las ganas de contarle al mundo una argucia
maquillada de lágrimas.
¿Qué nos está pasando? ¿En qué se está convirtiendo esta
sociedad?
¡Dónde quedaron los valores humanos!
Solo basta decir ¡No!, ante alguna situación con la que no
estás de acuerdo, o crees que te va a hacer zozobrar, y te lapidan, no importa
el bien que hayas hecho, o lo mucho que hayas dado.
Ya, se olvida el respeto, se olvida el agradecimiento.
Impera el odio, el orgullo…
Domina la rabia, la envidia, predomina la aniquilación, en
una carrera por despuntar, sin parase a pensar, el perjuicio y el desconsuelo
que van sembrando.
Desde ese momento, ya no eres nadie, eres, mal amigo, mal
hijo, mal hermano, no vales nada, contaminan el entorno común.
Y tú, que vas echando velo, te hundes en el más grande
dolor, que has experimentado. Odias, maldices, lamentas; la sed de justicia y
la impotencia, te llegan a enfermar el espíritu, agotando tu alma hasta sumirla
en la más profunda tristeza, en un abismo de confusión ininteligible.
Evidentemente, como en toda aflicción, las heridas
cicatrizan. Si tienes verdaderos valores, perdonas, y tu odio, poco a poco, se
va convirtiendo en amor hacia quien te hizo el agravio, es la única forma de
sanar el espíritu. Es entonces, cuando la losa que llevas encima se desmorona y
te sientes libre, apaciguas tu ego, te das cuenta que ya no pueden herirte; después
de haberte caído hasta tocar fondo, resurges con gran impulso, renaces de nuevo
habiéndote despojado de lastres, agradeciendo el aprendizaje adquirido que te
proporcionan las situaciones desagradables, las cuales, son necesarias para
obtener lecciones de vida.
Ya no necesitas una coraza, la armadura del amor, de la
benevolencia y el respeto, es impenetrable.
Te condoleces, sientes lástima por esas personas, incapaces
de amar, incapaces de sentir compasión; te van imitando y siguiendo los pasos,
sin darse cuenta que no saben vivir su propia vida. Son demonios disfrazados de
ángeles. Están atrapados, en su paraíso infernal, en su verdad disfrazada, con
la que siguen depredando insaciablemente.
¡Qué pobres de espíritu no hemos vuelto! ¿Dónde quedo el
amor? ¿Dónde quedó la compasión? ¿Dónde quedó la esencia del ser?
¿Qué no está pasando raza humana?
Nela-14-10-2012
No intentes entender, solo vive.
ResponderEliminarUn abrazo.
causa tanta tristeza, querer entender lo incomprensible...que a veces se nos olvida vivir en esa búsqueda,por la senda enigmática de la vida.
ResponderEliminargracias Oscar, un honor tu presencia, en el humilde bloc,de una loca aprendiz.Besos